Los mitos más comunes de la cocina puestos a prueba
Todos conocemos al menos un mito relacionado con la cocina. Por ejemplo, que los huevos duros hay que mojarlos en agua fría; algo, que pese a haberse comprobado que es falso, se sigue haciendo. Y es que la edad del huevo es la que determinará si la cáscara se quita bien o no.
Cuando estas tradiciones vienen de nuestros padres o abuelos, raramente probamos si realmente funcionan o no. Porque estas medias verdades no suelen pasar el test de eficacia.
Por ello, hemos escogido los 10 mitos más comunes en torno a la cocina y probado su eficacia. ¡A continuación te contamos si hay algo de verdad en ellos!
1. La pasta hay que remojarla después de cocerla.
Probablemente este sea uno de los mitos más populares en cocina. Y no sin motivo. Cuando enfriamos la pasta con agua después de cocerla, esta queda menos pegada. El motivo es que el agua elimina el almidón que contiene la pasta. Pero al hacer esto, la salsa no quedará tan integrada. La decisión es tuya: o pasta que no se pega o salsa que se integra bien.
Conclusión: este mito es cierto.
2. La miel nunca se pone mala.
La miel se conserva durante muchos años. Y posiblemente podamos comernos la miel de un tarro encontrado en la tumba de un faraón egipcio de hace 3000 años. Otra cuestión es si esta aún estará buena, pues con el tiempo la miel cambia su estructura y pierde el sabor. Sin embargo, aún seguiría siendo comestible. Solo cuando se formen burbujas en la miel o huela raro has de mantenerte alejado de la miel.
Conclusión: este mito no es del todo cierto. La miel también puede ponerse mala pero tarda en hacerlo.
3. Las tablas de madera son antihigiénicas.
¡Para nada! El plástico no es más higiénico que la madera. Tanto en madera como en plástico, los surcos que se forman al cortar, acumulan gérmenes y bacterias. No obstante, la ventaja de las tablas de madera es que los patógenos mueren más rápido en ellas que en las tablas de plástico. Lo bueno es que estas últimas se pueden lavar fácil y rápidamente en el lavavajillas.
Conclusión: este mito no es cierto; todo lo contrario.
4. Las microondas matan todas las vitaminas.
Con este mito también es difícil de acabar. Supuestamente, las microondas matan las vitaminas y nutrientes. Pero en este caso, lo cierto es precisamente también lo contrario. Ya que los alimentos se calientan durante menos tiempo en el microondas, estos pierden menos vitaminas y nutrientes que cuando se cocinan al fuego durante más tiempo.
Conclusión: este mito también es falso.
5. No se puede freír carne con aceite de oliva.
Este mito también lo hemos escuchado muchas veces. Según este, al freír carne con aceite de oliva, este libera sustancias nocivas que, además, dejan un sabor desagradable en la carne. Pero esto no es verdad: los italianos y españoles llevan siglos haciéndolo en su cocina. El aceite de oliva prensado en frío soporta temperaturas de hasta 180 °C y el refinado, aun más altas. Pero si empieza a echar humo, quiere decir (al igual que en otros aceites) que la grasa se está quemando y tendrá un sabor amargo.
Conclusión: este mito es falso.
6. El pan enmohece antes en el refrigerador.
Este mito tampoco es cierto. El pan que se conserva en la nevera no enmohece antes, solo se pondrá duro más pronto. La forma óptima de almacenar en pan es a temperatura ambiente en una caja, y no en una bolsa de plástico hermética. La regla general es: si la humedad se acumula, el moho se desarrolla más rápidamente. Y si ya es visible, significa que las esporas se han extendido por todo el pan. ¡Es hora de tirarlo!
Conclusión: este mito no es cierto.
7. Algo descongelado una vez no debe volver a congelarse.
¡Adelante! Todo lo que hayas sacado del congelador para meterlo directamente en la nevera (es decir, sin romper la cadena de frío) puedes volver a congelarlo. Especialmente, en el caso de la carne y pescado. Con el resto de alimentos, como pasteles o verduras, debes comprobar su consistencia, olor y apariencia. Todo lo que tenga aún apariencia de estar bueno puedes volver a congelarlo.
Sin embargo, los alimentos que hayas descongelado fuera no debes congelarlos de nuevo. ¡Tíralos!
Conclusión: este mito solo es cierto en parte; depende del estado de los alimentos.
8. El arroz impide que la sal se apelotone.
¿Quién no lo ha visto alguna vez? Los granos de arroz metidos en el salero, destinados a acabar con la humedad y a evitar que la sal se apelotone. Pero el mito que se esconde tras esta práctica es falso. El arroz no acaba con la humedad de agua no cocinada y por tanto, no sirve para evitar que se apelmace la sal.
De todas formas, este truco ya no es necesario, pues la sal de mesa se mezcla con agentes separadores para que esta no se apelmace.
Conclusión: este mito es falso.
9. Si mojamos un cuchillo en agua, la cebolla que cortemos con él no nos hará llorar.
Cómo cortar cebolla sin que te lloren los ojos es uno de los trucos más buscados de la cocina. Nosotros hemos puesto a prueba el mito de mojar el cuchillo en agua.
Este truco funciona en principio bastante bien, pero depende también de lo sensible que seas a la cebolla y la intensidad de esta. Si la cebolla es fuerte, este truco no servirá ni para las personas menos sensibles. Además, es muy tedioso tener que sumergir el cuchillo en agua antes de cada corte.
Conclusión: este mito es en parte cierto, pero solo funciona con cebollas no muy fuertes.
10. Las papas son más fáciles de pelar si se mojan en agua fría después de cocerlas.
Este mito afirma que las papas cocidas son más fáciles de pelar cuando se pasan por agua fría antes.
Y será aun más sencillo si antes de cocer las papas, les haces un corte alrededor de toda la cáscara con un cuchillo afilado. Así, una vez enfriadas, podrás retirar la cáscara con la mano.
Conclusión: este mito es verdadero.
Muchos de los mitos relacionados con la cocina son eso: mitos. Sin embargo, muchos aún los siguen haciendo y seguirán por mucho tiempo.