11 errores de limpieza que enseñamos a nuestros hijos, y cómo hacerlo bien

Por lo general, los niños no son ordenados por naturaleza. En todo caso, un poco de desorden fomenta la creatividad y el aprendizaje mientras juegan. Sin embargo, el orden tiene muchas ventajas: se encuentran las cosas con mayor rapidez, se aprende a tratar las cosas con más cuidado y se da algo de estructura a la vida. Tampoco hay que subestimar el sentimiento de felicidad del niño cuando todo está ordenado. Una tarea que requiere de esfuerzo pero que da orgullo cuando se ha completado.

Pero los padres cometen algunos errores al enseñar a sus hijos a limpiar, lo que acaba convirtiendo la tarea en una tortura para todos. A continuación te explicamos los errores que hay que evitar, así como algunos tips que harán que la limpieza sea cada día más sencilla.  

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1. Saco para guardar juguetes

Los sacos para guardar juguetes están muy bien; al menos en teoría. Se extiende la tela como si fuera una manta, el niño juega y cuando termina, solo hay que tirar del cordel. ¡Todo ordenado! Pero en la realidad muchos padres no quedan contentos, porque el radio para jugar es muy pequeño para el niño. Al final, muchos juguetes acaban detrás de estanterías o en los huecos de los sofás, de donde los padres tendrán que sacarlos. En vez de gastar dinero en sacos, enseña a tu hijo a ordenar sus juguetes después de jugar. 

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2. Demasiados juguetes

Cuántas cosas son demasiadas en el cuarto de tu hijo es algo que cada tú deberás decidir. Esto depende del tamaño de los niños y el cuarto. Pero, por lo general, demasiados juguetes hacen que el niño se vea sobreestimulado. Este no podrá concentrarse en una cosa sola y sacará juguete tras juguete de los armarios. Además, al ordenar ya no se sabrá qué va dónde, lo que lo acabará frustrando. Unas cuantas cajas marcadas con dibujos ayudarán a los niños a mantener el orden. 

In the Playroom with Bella

3. "Jugar" a ordenar

Ordenar también puede ser divertido. El niño puede convertirse en conductor de excavadora, con la que apartará las piezas de Lego, o también se puede lanzar un dado para determinar cuántos objetos tiene que apartar por turno cada persona. Lo único importante es que se mantenga clara la noción de que el objetivo es ordenar. De lo contrario, el niño no aprenderá que a veces tendrá que hacerlo sin un juego divertido que lo acompañe.

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4. La regla del "uno fuera, uno dentro"

Ordenar puede ser facilísimo si cada vez que sacamos un juguete, devolvemos otro a su lugar. Pero el funcionamiento del cerebro del niño es dinámico: lo que necesitó como parte del juego puede servirle también para más tarde. Si quieres ahorrarte quebraderos de cabeza, utiliza la regla del "uno fuera, uno dentro" con cautela. Por ejemplo, en los juegos de mesa como el ajedrez, esta no funcionará. 

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5. La caja que todo lo contiene

Muchos padres quieren facilitarles a sus hijos la labor de ordenar y disponen una gran caja donde todos los juguetes van. Pero los niños deben aprender que cada cosa tiene su lugar, para así encontrarlas con mayor facilidad más tarde. Además, este tipo de cajas enormes con todo dentro son focos de desorden, pues el niño tiene que trastear mucho para poder encontrar el juguete que quiere. 

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6. "¡Ordena tu cuarto!"

Con una orden como esta dicha de pasada no es de extrañar que el cuarto de tus hijos esté como si nada una hora después. Una cosa es decir algo al niño; otra, que realmente la asimile. Procura tener toda su atención antes de pedirle algo. Esta petición debe ser lo más concreta posible. Incluso para los niños en edad escolar el ruego de "Ordena tu habitación" es demasiado general. 

Checking the backpacks

7. Críticas posteriores 

Cuando el niño haya ordenado, se le debe hacer una crítica positiva y concreta. "¡Qué bien, los peluches están otra vez en su sitio! ¡Y te has acordado de tus CD!". Cuantos más detalles les alabes, mejor lo harán las veces siguientes. Críticas negativas a posteriori como "Podrías haberlo hecho más rápido" son contraproducentes. 

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Mientras los elogios y el reconocimiento son muy importantes a la hora de motivar a los niños, las recompensas pueden conducir a lo contrario. El niño no aprende que una de sus tareas es cuidar de sus propias cosas. Más bien entenderá que es un sacrificio por el que ahora merece un consuelo. Por ello, es la manera inapropiada de educar. 

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9. En el momento inadecuado

Los niños aprenden gracias a estructuras y contextos. Si por ejemplo, la hora de ordenar es siempre en el mismo momento (antes de cenar), le será más fácil hacerlo. Deja suficiente tiempo para ello. Así si tarda más de lo que pensabas, podrás actuar consecuentemente y no acabarás haciéndolo tú. ¡No acabes cediendo por prisas y haciéndolo tú al final!

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10. Ver las tareas del hogar como un lastre

Mantener la casa en orden si tienes niños no es para nada fácil. Sin embargo, si lo ves como una carga y se te nota en la cara, no te sorprendas si tus hijos lo ven como algo negativo. Por este motivo, mantén tus exigencias sin sentirte incómodo: limpia con música si te gusta, o usa trucos prácticos para ordenar

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11. Perder los nervios

Una vez que los niños han alcanzado la pubertad, las medidas educativas a menudo no llegan muy lejos. Pero no te tomes a pecho el caos de la habitación. A esa edad, una habitación desordenada es a menudo también un signo de separación de los padres. En algún momento más adelante volverá a salir a la luz que los años en los que les enseñaste a ordenar no fueron en balde. 

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El orden no lo es todo en la vida. Pero si enseñas a tus hijos a recoger sus cosas y a tratarlas con cuidado, lo tendrán más fácil más adelante. Además, ellos aprenderán a valorar tus tareas diarias. 

Para terminar, te dejamos 10 trucos para ordenar la casa que te facilitarán la vida. 

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