Tips de etiqueta: 7 modales en la mesa para dar una buena imagen social

"La cortesía es como un colchón de aire; puede que no haya nada dentro, pero alivia significativamente los golpes de la vida". Esta frase de Freiherr Knigge no se refería a un código de conducta superformal, sino más bien era parte de una guía para que nuestra interacción con los demás fuera más agradable. 

Pero aunque consideres los buenos modales pasados de moda, la verdad es que siguen formando parte de tu imagen social, sobre todo al salir a cenar. Por lo tanto, a continuación encontrarás un pequeño resumen de 7 conductas en la mesa y hasta qué punto siguen siendo vigentes. 

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1. Cubiertos

El sitio web de restaurantes de Michelin descubrió en una encuesta de 2.600 invitados que el 55% de los alemanes sabía exactamente lo importante que era la posición de los cubiertos en sus platos, ya que la forma de colocar el cuchillo y el tenedor en el plato vacío tiene un mensaje que el camarero recibe al recoger los platos.

Las 4 y 20: si te imaginas que el plato es un reloj, la posición de las "4 y 20" es probablemente el mensaje más conocido para el camarero. El cuchillo y el tenedor se colocan con el mango hacia afuera, en la parte inferior derecha, como si indicaran las 4:20 en punto, como agujas de minutos y horas. Esto solo quiere decir "he terminado".

Las 8 y 20: si pones el cuchillo y el tenedor en triángulo, le dices al camarero que solo has tomado un breve descanso para comer y que es posible que aún no hayas terminado.

Las 8 y 20 de forma cruzada: es un poco polémico si esta regla se aplica oficialmente, pero se utiliza cada vez más para expresar descontento. Como en la posición anterior, el cuchillo y el tenedor se colocan en un triángulo, pero las dientes del tenedor y la hoja del cuchillo se cruzan. Esto significa: "no estaba rico".

Las 6 y 35: la posición "de las 6 y 35" es básicamente la variante invertida de la posición "las 4 y 20". Esto no solo indica que estás listo, sino también que el plato sabía muy bien y que el camarero puede hacer un cumplido al chef.

2. La disposición de los asientos

La etiqueta clásica prevé una disposición de asientos determinada por el anfitrión, en la cual los hombres y las mujeres deben sentarse alternativamente uno al lado del otro, pero no los cónyuges. El hombre a la izquierda de la dama es siempre su compañero de cena y le ofrece la silla. Un asiento solo se toma cuando el anfitrión lo pide.

La disposición de los asientos debe ser respetada. Se separa a los esposos para que no puedan hablar entre ellos como de costumbre, sino también con otros invitados y hacer nuevos amigos. Actualmente, a las parejas se les permite sentarse uno al lado del otro. El principio de los compañeros de mesa se considera anticuado. 

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3. Servilletas

Durante mucho tiempo era costumbre poner la servilleta en el regazo tan pronto como se servían las bebidas y la comida. Se esperaba que la servilleta ya estuviera en el regazo cuando se servía.

De igual forma, hoy en día ya no se usa la servilleta como babero. En el pasado, esto era visto como una señal de que una persona adulta no podía comer adecuadamente sin manchar su camisa con salsa de tomate.

Si se deja el lugar por un momento, siempre hay que poner la servilleta sobre la mesa y no sobre la silla. No importa si es a la derecha o a la izquierda, a diferencia de lo que ocurría en el pasado.

Serviette

4. Cena romántica

Todavía hay mucha controversia al respecto, sobre todo porque las expectativas en la primera cita suelen ser muy altas y a veces muy diferentes entre hombres y mujeres. En algunos países todavía es una práctica común que el hombre le abra la puerta a la mujer, le ofrezca un mejor asiento en el restaurante y pague la cuenta.

Pero a partir de la normalización social de las relaciones entre personas del mismo sexo y de la supresión tradicional de roles entre hombres y mujeres, estas reglas de conducta según el género están obsoletas. En esencia, la persona que invitó debe pagar la cuenta, siempre y cuando la persona invitada no se sienta incómoda.

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5. Hablar durante la comida

Comer juntos es, por supuesto, una actividad social. No hay nada peor que estar callado durante la cena. Pero lo que aprendiste de niño sigue siendo válido: "¡no hables con la boca llena!" En su lugar, toma porciones más pequeñas con un tenedor y mastícalas muy bien.

Por otro lado, no debes hacer ninguna pregunta a la persona que te acompaña mientras tiene la boca y llena y está masticando, para no forzarla a dar una respuesta.

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6. Levantar la copa

Las copas de vino se deben sostener por el tallo, lo que tiene su razón de ser, ya que de otra manera el vino se calentaría con el contacto de las manos. Dependiendo de los círculos sociales en los que uno se mueva, debes corresponder al mismo brindis con el que el anfitrión levanta la copa.

En una recepción con champán no debes responder una frase de tu jefe tipo "enhorabuena, caballeros" con un "arriba, abajo, al centro, pa'dentro", ya que puedes dejar una impresión desfavorable en la empresa. 

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7. El celular en la mesa

En los últimos años se ha extendido un hábito que nadie habría creído posible hace unas décadas: poner el teléfono móvil (entre otras cosas, porque no existían) sobre la mesa, a pesar de estar en compañía. Muchas personas incluso y le echan un vistazo constantemente y escriben mensajes de texto.

Ya sea en un buen restaurante o en un café, si te reúnes en persona en lugar de charlar en WhatsApp, utilizar un teléfono es una falta de respeto, ya que muestra desinterés por tu contraparte.

Si, por el contrario, estás esperando un mensaje urgente que no debes perderte, puedes explicárselo a tu compañero para que entienda por qué no te separas de tu teléfono móvil.

So close yet so far

Si cierta conducta es apropiada o no depende mucho de la ocasión y de las personas presentes. Además, estas cambian con el tiempo, y afortunadamente ya no son tan estrictas como lo eran hace 100 o 200 años.

Y si alguna vez has pensado que ofrecer a los ancianos un lugar en el autobús es un signo de cortesía, este artículo te demostrará lo contrario.

Créditos:

bookatable,

Die Welt

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