Alternativa al funeral: fallecidos transformados en árboles

A nadie le gusta confrontarse con su propia mortalidad. Es por algo que la mayoría de la gente evita las tumbas y los cementerios. Ahora un proyecto italiano quiere cambiar eso: Anna Citelli y Raoul Bretzel quieren eliminar los tabúes asociados a la muerte.

Bajo el título "Capsula Mundi" (en español, cápsula del mundo), los dos diseñadores presentan un método funerario que poco tiene que ver con los convencionales. Lo especial de este es: las personas fallecidas se convierten en árboles.

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Para su revolucionario concepto, Anna y Raoul han diseñado una alternativa al clásico ataúd de madera: una cápsula en forma de huevo que sirve de contenedor para el cadáver. A diferencia de un ataúd, esta cápsula no está hecha de madera, sino de un plástico biodegradable hecho de materias primas renovables.

La cápsula está disponible en dos versiones: una de "tamaño natural", que sirve como contenedor para un cadáver, y otra más pequeña, que sirve para guardar una urna.

Aunque la cápsula también se entierra en el suelo, esto es lo único en común con un funeral tradicional. El cadáver no está acostado en la cápsula, sino en postura fetal.

Después del entierro de la cápsula viene el verdadero punto culminante: encima de esta se planta un árbol joven o un plantón de árbol. La persona puede elegir el árbol mientras aún está con vida. A lo largo de los años este crece, y permanece estrechamente relacionado con la persona fallecida que yace enterrada debajo de él. 

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La idea principal del proyecto: de una vida pasada surge una nueva. En vez de talar un árbol para hacer un ataúd, se planta uno nuevo. "Un árbol necesita entre 30 y 40 años para crecer", explican en su página web los diseñadores. "Un ataúd solo se utiliza durante 3 días. Queremos plantar árboles en lugar de talarlos". 

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Pero tras el proyecto "Capsula Mundi" hay mucho más que una forma de entierro sostenible: además, quiere cambiar nuestra apreciación de la muerte. La forma de huevo y la posición fetal del cadáver simbolizan una nueva vida. El árbol representa la unión entre la tierra y el cielo.

De esta forma, se erige un monumento viviente a los fallecidos que ofrece más consuelo a sus parientes que una fría losa.

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Hasta el momento este inusual método funerario no está permitido en la mayoría de los países. En Italia solo está aprobada la cápsula pequeña, la que contiene la urna. Anna y Raoul son optimistas y piensan que las cápsulas sustituirán con el tiempo a las grises tumbas. Ambos están seguros: los cementerios del futuro serán bosques. 

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