Cada vez más suecos se están implantando microchips en las manos

Nos dirigimos hacia el futuro a una gran velocidad, y este hecho a veces nos produce vértigo. Aunque tenemos en mente las imágenes futuristas de las películas de ciencia ficción, apenas somos conscientes de que nuestro progreso científico y tecnológico ya se parece mucho a esas historias de ficción.

Un ejemplo de cómo nuestro presente parece ser "como una película de ciencia ficción" se puede encontrar en Suecia desde hace algún tiempo. En el país escandinavo, conocido principalmente por ABBA e IKEA, ya está ocurriendo la fusión del hombre y la máquina.

 
 
 
 
 
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Estrictamente hablando, los pacientes con marcapasos o prótesis ya son los llamados cyborgs, solo que en este caso, lo son por razones médicas. Pero cada vez son más los suecos a los que se les mejora técnicamente el cuerpo aunque gocen de buena salud.

 
 
 
 
 
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Entre el pulgar y el índice, muchos suecos se implantan un microchip en la mano, el cual tiene el tamaño aproximado de un grano de arroz y está destinado a sustituir a todas las tarjetas electrónicas, como las tarjetas de crédito, el ticket mensual de transporte o las tarjetas de acceso a la oficina.

Incluso es posible almacenar perfiles de redes sociales o enlaces a ellos en el chip.

Si el chip se escanea con un smartphone u otro lector, el perfil o enlace se muestra directamente en la pantalla. En otros casos, el chip sirve para comprobar la validez del billete o abrir la puerta, como ya lo hacemos con las tarjetas de plástico.

 
 
 
 
 
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Los chips implantados son legibles a través de Near Field Communication (NFC); se trata de la misma tecnología que se utiliza con las tarjetas de crédito. Cuando es activado por un lector a pocos centímetros de distancia, los datos se transmiten a través de ondas electromagnéticas.

Desde 2017, el ferrocarril sueco ofrece la posibilidad de utilizar el chip en la mano como billete. En junio de 2017, de 100 a 200 pasajeros hicieron uso de esta oferta. El siguiente video muestra cómo funciona en la práctica (en inglés):

Además, los chips son "pasivos", lo que significa que solo pueden ser leídos, pero no pueden leer ninguna información. Actualmente, los chips no disponen de GPS, pero en principio pueden equiparse con él, lo que permitiría tanto orientarse como ser localizado.

A finales de 2018, alrededor de 4.000 suecos ya tenían un chip insertado en sus manos, y la tendencia sigue aumentando.

El precio del chip es de aprox. 160 euros, incluida la "instalación". Muchas empresas incluso ofrecen este servicio de forma gratuita a sus empleados, a menudo durante las celebraciones de la empresa, como si se tratara de una "fiesta de los implantes".

Este video muestra el procedimiento, el cual es totalmente inocuo. El chip solo se puede ver cuando se pulsa sobre él (ver la siguiente imagen).

 
 
 
 
 
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La sociedad sueca en su conjunto se muestra muy abierta a la hora de tratar con las nuevas tecnologías y los datos personales. Por ejemplo, todo ciudadano puede preguntar a las autoridades fiscales sobre el salario de otra persona.

Sin embargo, hay, por supuesto, voces críticas: los datos del chip podrían leerse y utilizarse de forma mal intencionada; las empresas podrían utilizar los chips para controlar y supervisar a sus empleados; la reacción a largo plazo del cuerpo al implante tampoco se conoce todavía.

 
 
 
 
 
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Ein Beitrag geteilt von Sandra Würthner (@sandra_wuerthner) am

Al final, cada uno tiene que decidir por sí mismo si esta intervención y los riesgos asociados valen la pena, sobre todo para no tener que cargar y tramitar tarjetas de plástico. Un chip más avanzado chip te permitiría obtener datos solo escaneando el otro dispositivo, así como encender el ordenador con el movimiento de las manos.

Alrededor de 4.000 suecos han optado por el chip. ¿Cuál es tu opinión sobre este tema?

 

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